jueves, 13 de febrero de 2014

MOTIVO DE REFLEXIÓN: EL CASTIGO DE NO ENTRENAR



¿Es adecuado sancionar una mala conducta de un niño con la prohibición de la práctica deportiva?
“¡CASTIGADO! ESTA SEMANA NI ENTRENAS, NI HAY PARTIDO, ASÍ APRENDERÁS…. ”

Todos conocemos esta frase pero, ¿sirve de algo? Sabemos la gran lista de beneficios físicos que tiene el deporte:
- fortalece los músculos y huesos.                         
- previene la obesidad. 
- previene el riesgo de enfermedades tales como la diabetes.
- puede corregir posibles defectos físicos.
- ayuda a coordinar movimientos.                        
- estimula la higiene y la salud.
- duermen mejor…

Pero, ¿y cómo herramienta educativa y psicológica también es beneficioso? El cerebro de un niño/a deportista es más activo, la atención y la concentración toman protagonismo, escuchan, asimilan, actúan según directrices de sus entrenadores y a la vez se centran en movimientos sin perder de vista a sus compañeros. Es su día a día en el entrenamiento.
Su práctica fomenta el ser perseverantetolerar el error propio y el de los compañeros y aprender de ellos como parte del proceso de  aprendizaje. Los niños se sienten de este modo protagonistas activos de su aprendizaje repercutiendo de una manera valiosísima en su autoconfianzaautoconcepto y autoestima, compañeros de viaje a lo largo de todas sus vidas.

Cada día que privas a tu hijo/a de la práctica deportiva impides su desarrollo físico, mental y de su larga lista de beneficios. Desde pequeños la clave es establecer los límites con firmeza y alternativas educativas ingeniosas para que el castigo sea la excepción y no la regla. En muchos casos, el castigo extingue la conducta de manera puntual, pero la raíz del problema no se soluciona y muchos niños siguen “haciéndola” cuando pueden o cuando creen que no les ven.

El castigo de moda: “Te dejo sin…” Está demostrando que no es efectivo y de allí conocidas expresiones: “le da igual que le deje sin…” Porque para que sea castigo educativo tiene que suponerle un esfuerzo, algo que le ayuda a autocontrolarse. Si le castigas sin ir a entrenar no sólo no hace el esfuerzo que tenía que hacer para desplazarse y en el propio entrenamiento, sino que además no cumple con el compromiso que tiene con sus compañeros etc.… Es decir,  estás fomentando la no responsabilidad.  Reflexión: son convenientes las pautas claras y el dialogo en el momento adecuado para transmitir las normas. Esta puede ser  la clave para un nuevo comienzo.

Aprenden a socializarse con nuevos compañeros, a ganar y compartir triunfos, a perder y saber tolerar la frustración, a experimentar emociones, a controlar la impulsividad en unos casos y vencer la timidez en otros, a reducir la ansiedad; a respetar las normas, al entrenador, a los jugadores rivales y a los árbitros. Aprenden a aumentar su confianza (porque de cada uno depende el resto del equipo),  se crean lazos de ayuda entre ellos, se fomenta la colaboración, se promueve una mejor gestión del tiempo al tener que estudiar o hacer deberes, les enseña a fijar metas, les desarrolla habilidades como el pensamiento estratégico, la capacidad de liderar, se les desarrolla pertenencia a un grupo con intereses y objetivos comunes, se les enseña a ser responsables y a cumplir con lo que uno se compromete y se comienza a desarrollar el hábito deportivo.

Entonces, desde los diferentes puntos de vista como padre, como entrenador y como coach deportivo, ¿Qué ganamos castigando a tu hijo sin entrenar o jugar? ¿Tendrá más tiempo para estudiar? Posiblemente de una forma teórica sí, pero ¿usará ese tiempo para ello? Los expertos dicen que en adolescentes hay un límite de atención, que cada 45 minutos se debe dar un descanso, ¿crea algún problema  entrenando a media tarde en lo que les gusta y les motiva? Si tu hijo está muy comprometido con el grupo, con su deporte, con darlo todo entrenando…también sabrá comprometerse con la exigencia del estudio con eficacia.

¿Qué mensaje le estamos dando si le quitamos, por ejemplo, el partido? ¿Se ha esforzado? ¿Ha cumplido con su compromiso? ¿Crees que debería obtener su premio y apoyarlo el sábado en la competición? El día es sobradamente largo para que dé tiempo a todo, sólo hace falta un plan de acción para que organicen su tiempo, para que aprendan a hacerlo. Dejemos que desarrollen su talento, que experimenten para encontrarlo. No digo que vivan del deporte y menos del nuestro, aunque quién sabe s¡ alguno se ganará la vida con esto el día de mañana…ya sea jugando, entrenando, arbitrando etc.  Lo que sí creo es que esta forma de aprendizaje les puede aportar otras muchas cosas en su vida. Con toda seguridad el deporte, especialmente el deporte colectivo, es una auténtica y demostrada escuela para la vida.

Nuestra educación puede estar en muchos casos planificada para desarrollar personas en serie con un pensamiento y habilidades comunes. Empecemos a dejar volar el talento de las personas para que luchen por sus sueños. ¿Os preguntáis que notas sacaban Rafa Nadal, Miguel Induráin, Michael Phelps, etc…? ¿Y si sus padres hubieran coartado su talento por un castigo inadecuado? Lo que la sociedad se hubiera perdido… Y si simplemente cada uno de nuestros deportistas cumplen sus expectativas deportivas ya han conseguido las metas que se habían propuesto. Esto ya representaría el éxito individual pretendido.

Pensar que cuando castigáis a vuestro hijo, castigáis a todo el grupo: a sus compañeros, a los entrenadores y a los padres que no lo hacen. Porque todos somos una gran familia con la que nos comprometemos al inicio de la temporada y si un miembro de ella falla, todos lo sufrimos. 
                                                                                                                      LOS ENTRENADORES

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